Curso de Roberto Sánchez y Ángel Martínez
Crónica del curso de León de Septiembre de 2011
Un post de Oscar Fuentes
Y terminó.
Y una vez más, hemos finalizado un curso.
En este caso no quiero que hablemos de las cosas que todo el mundo conoce, de las técnicas, del sufrimiento en el tapiz, del magisterio de los Maestros Roberto Sánchez y Ángel Martínez. En este caso me gustaría hacer énfasis en el compromiso, en la actitud que tenemos hacia el Aikido, hacia la vida y hacia nosotros.
Hace ya bastante tiempo, se empieza a fraguar la idea de un curso diferente, uno que se salga de la constante habitual de un entrenamiento por la mañana del sábado, la tarde del sábado, la cena de protocolo y el entrenamiento del domingo por la mañana. Un curso en el que el horario no sea una excusa para el que trabaja, uno en el que se pueda apreciar el compromiso que cada uno dice tener con el Aikido y que le pueda hacer reflexionar, si quiere, en qué está dispuesto a sacrificar por seguir ese camino.
Nunca se dice quién está y quién falta, es obvio, pero sí que satisface encontrarse con gente que hace 400 kilómetros para entrenar desde la primera clase, pidiendo vacaciones en el trabajo para sudar, trabajar y que no les dejen dormir. Satisface encontrar gente que se hace 350 kilómetros con la excusa de ver a sus suegros y dejar a su mujer con ellos para poder ir a entrenar. Satisface encontrarse con la gente que se compromete y con la que te puedes sentir identificado, ya que compartes una idea similar en estos aspectos.
En lo relativo al curso no hemos hecho nada distinto, sólo disfrutar. Disfrutar de las maravillosas clases del Maestro Roberto y del Maestro Ángel, disfrutar de un cocido maragato el viernes en Astorga (con su obligado paseo), disfrutar de un paseo por la montaña leonesa, el cual tuvo a bien aderezar el guía con su particular toque de la casa, disfrutar de largas sesiones de conversación alrededor de refrescos debidamente aromatizados copas y disfrutar de muy pocas horas para dormir.
¿A quién se le puede ocurrir que no se pueda uno encontrar cómodo y a gusto con todas estas cosas que hemos pasado el fin de semana? ¿Cómo no vamos a disfrutar de todo ello?.
Y una vez más, hemos finalizado un curso.
Agradecimientos
Nos gustaría agradecer la asistencia a todas aquellas personas que han realizado un esfuerzo para disfrutar del curso, a pesar de sus cargas familiares o laborales.
También nos gustaría hacer llegar nuestro cariño y tristeza, por no haber podido estar en compañía, de aquellas que lo han intentado pero no han podido deshacerse de sus responsabilidades.
A todos ellos, y desde lo más profundo de nosotros.
Gracias.
Un curso inolvidable! Ojalá se repita el año que viene, desde luego será uno de los cursos marcados en rojo en el calendario.