Mezcla de Sensaciones
David Sánchez en Coruña
Un post de
Miedo. Si hay una emoción que describa lo que sentía al ver que se acercaba el día, esa era el miedo. ¿Pero qué hago yo en un curso si ya me frustro cuando no me salen las cosas de clase? ¿Y si se me escapa un ‘no’? Al escuchar hablar de otros cursos no era tranquilidad lo que sentía, creo que por momentos ya era pánico; que si la ‘etiqueta’, que si la ‘seriedad’, que si la ‘marcialidad’, que si… Estaba abrumada.
Por otro lado, creo que cada uno de nosotros representa una pequeña parte de la dedicación y del trabajo del maestro y en nuestro caso es indudable, por lo que no quería ser yo la responsable de sembrar la más mínima duda a este respecto. Lo que faltaba: presión.
Así que, con esta mezcla de sensaciones, mientras me vestía mi keikogi, me concentré porque en un día como ese no hay lugar para las protestas, no podía quejarme y hasta me prohibí sentir dolor.
Mis temores se estaban volviendo realidad, íbamos a rodar… Intenté camuflarme lo más que pude, y me lancé. Cuando llegué al otro extremo, la sonrisa de mi compañero Jose y sus palabras de aliento me hicieron ver que ya estaba hecho, que no había sido para tanto. Ahora había que seguir con esa actitud.
Era el turno de las técnicas. Temía bloquearme, equivocarme y cuál sería la reacción del maestro David Sánchez ante mis torpezas. Me encontré con una persona contundente en la ejecución, pero al mismo tiempo suave; una persona afable, que en sus correcciones no te hace sentir torpe ni ignorante, sino simplemente agradecido no solo por la explicación, sino por la comprensión sincera que transmite. Ya no había miedo.
Del curso en sí me quedo con muchas cosas, con más lecciones que conocimientos técnicos. Destacar las tres C’s del aikido: Coherencia de las acciones, Comprensión de lo que hacemos y sentimos y Consciencia de lo que nos rodea.
Pero la mayor lección ha sido ver que todos tenemos mucho que aprender, que durante un instante nuestros profesores también se han convertido en alumnos y han experimentado los mismos bloqueos y los mismos miedos que podemos sentir nosotros, que durante un momento también han dudado e incluso frustrado porque no han entendido una técnica, y sobre todo la humildad con la que lo han aceptado.
Aunque evidentemente, los mejores momentos del fin de semana han sido las distendidas conversaciones durante las cañas y el buen ambiente que ha habido.