Curso en Valladolid de Octavio de la Mata y Ángel Martínez
Octubre 2012
Un post de Roberto Castellanos
La tarea de transmitir los conocimientos que uno tiene interiorizados es muy complicada. Si lo que hay que transmitir es algo que uno siente la tarea se vuelve aún más difícil. Y personalmente creo que este curso ha conseguido transmitirme algunas de esas sensaciones que los maestros trataban de mostrarnos.
Comenzamos el Sábado con Octavio. Un calentamiento intenso, haciendo hincapié en las caídas como forma de protección del Uke. El trabajo fue intenso, muy sólido. Nunca había estado en una clase de Octavio y disfruté desde el primer momento. Las explicaciones, muy serias y concisas, transmitían una confianza en que realmente se sabe lo que se quiere transmitir, lo que se quiere hacer llegar a los que están sentados en frente. Además siempre cobraba Félix, lo que era tremendamente descansado para los demás.
Por la tarde, Ángel. Tampoco había estado nunca con él en clase, aunque sí que alguna vez me había aprovechado de él en algún curso y habíamos practicado juntos. Desde una manera de enseñar diferente, una transmisión igualmente fluida. Lo que más me impresionó es como dos personalidades distintas pueden poner énfasis desde puntos de vista distintos en los mismos conceptos de base de dos maneras totalmente diferentes, para llegar a transmitir las mismas sensaciones. El entrenamiento se centró en el control, siguiendo la línea comenzada por la mañana, y en la fluidez de los movimientos. Otro punto a destacar era que también Ángel tenía debilidad por Félix. De esta manera, los demás libramos.
Y llegó el Domingo, ese día que en los cursos también se entrena, aunque cueste un poco más del doble de trabajo que el Sábado. Sesión mixta. La clase la dieron ambos maestros. Desde mi punto de vista creo que pocas veces había visto impartir una clase de manera tan cercana por parte de los maestros. No voy a entrar en si me gustó tal o cual técnica. Me gustó la cercanía. Siempre uno de los dos estaba cerca de cada grupo corrigiendo un detalle técnico, un mal gesto, un desplazamiento, practicando con algún grupo… Este tipo de actitudes son las que hacen que me guste el Aikido. La disposición sincera a ayudar, ha hecho de este fin de semana un curso cercano y para mi, muy enriquecedor.
Como colofón al curso, realizamos un simulacro de examen. Agradecer a mis compañeros el esfuerzo realizado en este simulacro y en especial a Sasi su paciencia conmigo y su ayuda a la hora de realizar el simulacro. Y muchas gracias al tribunal por las correcciones realizadas. Ahora toca reflexionar sobre esos apuntes y mejorar.